La Gonorrea es una enfermedad específica y ante todo sexualmente transmitida, que produce lesiones infecciosas por lo general en los genitales, recto y en la boca-garganta..
La transmisión no sexual puede originar inflamación ocular(oftalmía neonatorum) en recién nacidos,una vulvovaginitis en niñas de corta edad, y en los adultos una conjuntivitis mediante contaminación manual, en ese caso hay que hacer diagnóstico diferencial con la enfermedad de Reiter.
El agente causal de la enfermedad es una bacteria de nombre gonococo de Neisser en honor a su descubridor,el Dr.Albert Neisser en 1879.
En los varones la enfermedad debuta con ardor al orinar(disuria), aunque durante las primeras horas puede notarse únicamente hormigueo. La sensación de ardor o quemazón(urente) va seguida de una secreción uretral purulenta que puede manchar la ropa interior y despedir un olor poco agradable. Al examinar al paciente se comprueba una descarga uretral de color amarillo o amarillo verdoso. Los labios del meato urinarios pueden estar pegados, en especial por la mañana al levantarse y al propio tiempo, presentar una irritación o salpullido en el glande y/o prepucio(balanitis-balanopostitis) en el paciente no circuncidado, ya sea por el mismo microbio o por otros o ambos. El médico que atiende a un paciente con sospecha de infección tipo gonorrea, debe realizar un examen detallado del área genital y extra genital en la búsqueda de otras condiciones infecciosas: verrugas(condilomas acuminados), lesiones de moluscum contagiosum, parásitos(ladillas,etc. y confirmar mediante los análisis pertinentes que se trata de una gonorrea ya sea pura o acompañada, es decir, que el microbio rey(gonococo) no vaya acompañado de otros microbios, entre ellos parásitos( trichomonas vaginalis), bacterias de origen bucofaringeo(sexo oral), de origen anal(coliformes, klebsiellas, etc) y de la triada de Handsfield: Clamidias, ureaplasmas y mycoplasmas). Estos microbios, lacayos del rey, suelen dar la cara más tarde, semanas o meses después, por lo que el médico debe preverlo y anticiparse a su ataque. Por tal motivo, una vez recibido el tratamiento médico, el paciente debe acudir a controles regulares, a la semana y a los 15 días, realizándose examen uretral y prostático para garantizar al paciente que la curación ha sido satisfactoria. Con un tratamiento efectivo se obtendrá una mejoría sintomática, en un plazo de menos de 24 horas,habrá menos escozor y ganas de orinar con frecuencia(polaquiuria), mientras que la secreción uretral puede tardar en desaparecer unas 48 horas. La recidiva puede ser debida a fallo terapéutico, una complicación indiagnosticada, tal como una prostatitis o por gérmenes no investigados al principio.
Algunos pacientes faltan después del tratamiento o cuando los síntomas remiten,y otros a intervalos durante el período de vigilancia; aquellos que deben seguir acudiendo a observación si se les pide que vuelvan al cabo de una semana, solo lo hacen al cabo de dos, etc.
Esta es una de las causas de uretritis persistentes(los catarros uretrales de los médicos antiguos) y de prostatitis crónica, no por el microbio inicial, el rey gonococo, sino por sus cómplices(lacayos) que aguardan agazapados en las cicatrices intrauretrales la ocasión para hacer daño más tarde, semanas o meses después, inicialmente con síntomas a los que el paciente o el médico no concede la debida importancia: Un picorcillo u hormigueo en la punta(meato) o a lo largo del conducto, unas ganas de orinar al finalizar la micción, sensación de notarse el miembro, o simplemente que no se sienten del todo curados sin poder explicárselo al médico.
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