El paciente J. R. de 35 años de edad, casado, acude a la consulta visiblemente preocupado. Desde hace días se ha visto el glande peneano enrojecido, con discretos puntos blanquecinos y un olor no habitual. Un farmacéutico consultado comete la imprudencia de aconsejarle una crema con un componente esteroideo (cortisona) que el paciente utiliza durante unos días comprobando que lejos de mejorar, ha empeorado notoriamente, sumándose un discreto picor en el meato uretral (orificio urinario). En la consulta y dándole garantías de privacidad, el paciente relata que todo empezó tras una relación extraconyugal sin protección.
Este caso, frecuente por lo demás, nos plantea el problema del diagnóstico y su abordaje terapéutico. La inflamación del glande peneano recibe el nombre de Balanitis y la del prepucio Postitis, como ambas situaciones acostumbran ir juntas, el proceso recibe el nombre de balanopostitis. El equivalente en la mujer, la inflamación del glande clitorídeo y de su cubierta recibe el nombre de balanoclamiditis (balanopostitis de la mujer). Habitualmente en lenguaje llano, se conoce como un sarpullido o salpullido en el glande y/o prepucio.
Las balanopostittis no son siempre de origen infeccioso ni contagioso, una irritación por aplicación de una crema inadecuada o intolerancia a la misma, reacciones por ingesta de medicamentos con o sin prescripción médica (exantemas fijos), alergia a los preservativos, etc., pueden ocasionar un deterioro de la zona sin elementos de infección, aunque ésta puede aparecer más tarde como una complicación añadida y finalmente otras enfermedades de la piel: psoriasis, liquen plano, liquen esclerótico y atrófico, etc., que pueden cursar con lesiones genitales y entidades específicas como la balanitis pseudoepiteliomatosa queratósica y micácea de Lortat-Jacob, la balanitis de Zoom, que no son infecciosas pero pueden infectarse, agravando la situación. Las causas infecciosas son debidas a bacterias, hongos, parásitos, virus y/o a una combinación de éstos.
Son raros los casos en los que la infección es debida a un solo microorganismo, estando por lo general asociados, es decir, el hombre puede tener hongos y bacterias o bacterias y parásitos por los que el médico debe atender esta posibilidad y no fiarse de una monoterapia a priori.
Otro elemento a resaltar es la frecuencia con que las balanitis preceden o acompañan a una uretritis (inflamación del conducto urinario) la misma por lo general ya está presente y no suele acompañarse de síntomas o estos aparecen más tarde, semanas o meses después, pudiendo si el paciente no recibe un tratamiento a tiempo, ocasionar complicaciones futuras como prostatitis, orquitis,epididimitis, uretritis crónica, impotencia, esterilidad. Inclusive hemos comprobado que mucha balanitis rebeldes al tratamiento no pueden curarse si no se investiga y se trata la uretritis o prostatitis crónica acompañante. El médico también debe investigar diversas condiciones que pueden favorecer la aparición de las balanitis, por ejemplo una diabetes declarada u oculta(diabétides)
El paciente debe ser examinado prolijamente en la búsqueda de otras afecciones: examen con lupa para descartar la presencia de parásitos y/o liendres en el vello púbico, lesiones por VPH (verrugas) o moluscum contagiosum, palpación inguinal para detectar ganglios inflamados,frotis del esmegma subprepucial y exudado uretral para examen microscópico directo, examen anal y buco-faríngeo y otros análisis según lo considere el médico, una vez establecido el diagnóstico y conociendo los pormenores de cada caso en particular. En este paciente, el estudio microscópico del esmegma subprepucial y del exudado(humedad) uretral realizado en la propia consulta mostró la existencia de una infección por cocos piógenos y levaduras tanto externa como internamente, es decir, balanopostitis y uretritis adquiridos con toda probabilidad por recibir sexo oral y agravado por el uso de la crema esteroidea mal indicada.
Finalmente resaltar que la pareja sexual debe ser examinada aún en ausencia de síntomas, es decir, así afirme sentirse sana.
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