J.A. de 48 años de edad nos consulta por unas lesiones en la piel del cuello, axilas e ingles que dice creer se trata de verrugas. Las arrastra desde su juventud, pero en los últimos años han aumentado en número y tamaño. Así mismo presenta unos granitos rojos (lunares rojos) en el pecho y abdomen, unas costras en el cuero cabelludo y sienes, arrugas en torno a los ojos y manchas marrones en las mejillas. El paciente gusta de deportes acuáticos donde se expone al sol.
Existen numerosas lesiones de la piel de tipo benigno que aparecen o se multiplican al cumplir años, entre ellas podemos mencionar: los acrocordones o colgajos cutáneos, son apéndices de la piel que asientan por lo general en el cuello, axilas, regiones inframamarias, ingles y en los parpados, aunque pueden afectar cualquier parte del cuerpo, son lesiones no infecciosas ni contagiosas que el gran público confunde con verrugas.
Igualmente los angiomas o puntos rojos, que aparecen en el tronco y brazos, en especial en pacientes con hígado graso. Las queratosis seborreicas (verrugas seborreicas) concreciones de color pardo amarillento, como costras en la cara (sienes) y cráneo de los calvos. Manchas marrones (hiperpigmentadas) en la cara, poros dilatados (hiperplasia sebácea senilis) arrugas perioculares (gerodermia) y muchas otras condiciones que aparecen con el envejecimiento natural o inducidas por la exposición solar a lo largo de la vida (fotoenvejecimiento).
Estas lesiones deben ser evaluadas por el médico especialista para distinguirlas de las potencialmente malignas y son susceptibles de ser tratadas algunas eliminándolas en la propia consulta y otras por procedimientos médicos, en especial, para devolver al paciente un aspecto saludable desde el punto de vista de la piel y contribuir a que se vea mejor, más joven.
