A. G. de 32 años de edad soltera, acude a la consulta médica privada debido a que lleva notando desde hace 2 años la cara enrojecida y con granitos con pus, en especial en las mejillas. Tiene por costumbre utilizar una crema, que le recomendó una amiga, con la cual mejora sin llegar a curar del todo.
Está situación nos plantea el diagnóstico de lo que los médicos formados en el mundo anglosajón denominan el sindrome de la cara roja(red face syndrome) y que engloba con mayor frecuencia las siguientes entidades:
- Rosácea
- Dermatitis o eccema seborreico
- Urticaria de contacto
- Dermatitis perioral
- Eccema o dermatitis de contacto irritante o alérgica
- Acné vulgar de inicio tardío
Por supuesto existen otras causas, pero las mencionadas acostumbran ser las más frecuentes.
La rosácea o antiguamente llamada acné rosácea, es una afección de la piel facial que cursa con eritema (rojez), pápulas, papulo-pústulas, que puede también comprometer los párpados y globo ocular. Inicialmente la paciente (suele afectar más a las mujeres) nota crisis de rubor facial (sonrojo) sin motivo aparente, que poco a poco van dejando la piel centrofacial permanentemente roja con el agregado de pápulas, pústulas y venitas dilatadas (Telangiectasias), en los hombres puede engrosar la nariz creando el llamado rinofima. En su génesis interviene un trastorno vasomotor que dificulta el retorno venoso de las venas faciales causante del rubor (Flush) facial y un parásito, el Demodex folliculorum que se encuentra con frecuencia en el producto de expresión obtenido de los folículos pustulosos inflamados que asientan en la nariz.
La dermatitis seborreica o eccema seborreico, que puede coexistir con la rosácea, también cursa con enrojecimiento facial, pero acompañado de descamación, en especial a los lados de la nariz, entrecejo, pabellones auriculares y surco frontal del cuero cabelludo. En la cabeza es asiento de descamación gruesa (caspa) o menos intensa.
La urticaria de contacto da lesiones rojizas elevadas como habones, con marcado picor (prurito) que aparecen y desaparecen dependiendo de la causa (contacto con el agente desencadenante).
La dermatitis perioral se considerá una variante de la rosácea, que afecta la piel alrededor de la boca con sensación de ardor y/o tirantez, causada la mayor parte de las veces por uso inadecuado de cremas con esteroides derivados de la cortisona.
El eccema o dermatitis de contacto tanto irritante como alergica denota una agresión de la piel por una sustancia que la perjudica que debe investigarse.
Estas patologías pueden presentarse aisladas o combinadas. El médico debe evaluar clínicamente las lesiones y practicar un examen micróscopico de las mismas para determinar la presencia de parasitos como el Demodex folliculorum que juega un rol en la rosácea o el hongo levaduriforme Pityrosporum ovale que agrava la dermatitis seborreica, además de la flora bacteriana subyacente.
Otros análisis dependerán de la orientación diagnóstica.
Aconsejamos evitar el uso de cremas sin prescripción facultativa, en especial, si en su composición hay derivados de la cortisona.
En el caso de la paciente objeto de estas líneas, se comprobó mediante estudio microscópico de las lesiones faciales, realizado en el mismo acto médico, la existencia de abundantes colonias de Pityriosporum ovale y Demodex folliculorum; concluyendo se trataba de una rosácea asociada a una dermatitis seborreica, que la paciente había tratado previamente (erróneamente) con cremas de composición esteroide, manteniendo y agravando su situación cutánea. Respondió magníficamente a la terapia médica prescrita.
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