M. B. de 36 años, acude a la consulta médica privada. Aqueja picores en el cuero cabelludo desde hace varios meses con intervalos de mejoría y empeoramiento además de notar el cabello de mal aspecto, débil, quebradizo y un aumento de la caída que nota mayormente al ducharse o peinarse. Una amiga le recomendó un champú y una loción con lo que al principio mejoró pero luego ha visto que sigue el proceso e incluso ha empeorado.
El examen clínico muestra cabellera abundante con eritema (rojez) y descamación fina (pitiriásica) del cuero cabelludo. Caída leve a la tracción occipital moderada. El examen microscópico evidencia abundantes colonias de un hongo levaduriforme, P. ovale, cocos piogénos y algunos leucocitos pioides.
Este caso, nos enfrenta a una situación frecuente en clínica dermatológica: síndrome de prurito (picor) capilar que puede presentarse aislado sin aparentes lesiones cutáneas o acompañada de manifestaciones tales como: enrojecimiento, descamación, caspa, seborrea, caída de cabello (alopecia) en grado variable u otras lesiones y finalmente formar parte de entidades especificas como: psoriasis, liquen plano, dermatitis tóxicas de contacto o irritantes por tintes, lociones capilares, champús, etc., infecciones bacterianas, micóticas, parasitarias o mixtas. Un paciente puede padecer de dermatitis seborreica y al propio tiempo hacer una intolerancia a las lociones o champús que emplea para su tratamiento, o bien presentar un crecimiento anómalo de microbios que contribuyen a mantener o exacerbar el padecimiento primario.
Es necesario mencionar una entidad muchas veces mal diagnosticada, la "Falsa tiña amiantácea de Alibert" condición que se caracteriza por la presencia de escamas untuosas, que aglutinan los cabellos dando un aspecto de asbesto y que puede acompañarse de costras retroauriculares y en la nuca. Es menester que el médico que enfrenta tal situación haga un estudio microscópico del cuero cabelludo y del cabello, examine otras áreas del cuerpo, en especial las uñas (faneras) y cualquier otra condición de orden general que pueda jugar un rol en el trastorno capilar. El tratamiento dependerá del juicio clínico y los hallazgos microscópicos u otras pruebas prescritas por el médico.
