G.M.M de 26 años de edad, varón, soltero.
Acude a la consulta con la siguiente historia:
Doctor, hace 24 horas conocí a una persona en un bar con la que a las pocas horas mantuve relaciones sexuales. Estaba bebido y no alcanzó a recordar los pormenores del acto. El caso, es que está mañana al despertarme, he comprobado que el glande y prepucio están enrojecidos y como con magulladuras.
Este caso nos permite comentar el capítulo de los traumatismos coitales, o lesiones que aparecen tras un acto sexual violento. El coito va a menudo asociado con cierto grado de traumatismo. Por lo general el grado de disconfort experimentado es insuficiente para requerir ayuda médica y el proceso cura de forma satisfactoria. En ocasiones, el daño no es apreciado en el acto, en especial si el paciente ha bebido pero cierto número de varones presentan magulladuras y abrasiones uno o dos días más tarde, por lo general en el glande o en el prepucio. Si existe falta de limpieza, estas a menudo conducen a balanitis o balanopostitis. Similarmente, las magulladuras o abrasiones vulvares o del introito en mujeres son propensas a la infección secundaria, en especial por enterobacterias, y producen una vulvitis o vaginitis. En los varones, un traumatismo más grave puede provocar la ruptura del frenillo o desgarros en el borde libre del prepucio. Además de una parafimosis. Existe dolor y hemorragia inmediatos, que a partir de un frenillo desgarrado posiblemente se hacen persistentes. La infección secundaria es la regla a menos que el proceso se trate cuanto antes, con el riesgo de comprometer la uretra y producir uretritis que pueden conducir a prostatitis. Una afección particular corresponde a la linfitis o linfangitis del dorso del pene(linfangitis plástica de Hoffman) que produce una lesión similar a un cordón indurado en el pene, con dolor y que causa angustia a muchos pacientes. Sobreviene tras un acto sexual intenso y prolongado que produce inflamación de los vasos linfáticos del pene.
Existe también el traumatismo químico de los genitales, que suele producirse tras intentos de automedicación con soluciones fuertes antisépticas o desinfectantes, en un intento de hacer profilaxis. En el caso presentado se confirmó el diagnóstico de felación traumática y se comprobó la presencia de cocos anaeróbicos bucales en glande y uretra. Se prescribió tratamiento para la afección y dado el corto tiempo de contacto transcurrido, también profilaxis para otras condiciones infecciosas.
Si desea más información o una cia puede comunicarse en el teléfono: 620 17 79 15. Estamos en Calle de Costa Rica, 32, Bajo G, 28016 Madrid. Lunes a Viernes de 10.30 a 20 horas ininterrumpido. Cita previa.